lunes, 13 de abril de 2015

Made in Santako (casi autobiografía)

Dicen que el lugar de donde vienes, te marca mucho como persona. Dicen que el lugar donde te criaste te forja, que deja su firma impresa en ti.
Es cierto.
Allí adonde he ido y todo cuanto he hecho en mi vida está intrínsecamente relacionado con de donde soy y de donde provengo.

Todo el equipaje que llevamos a nuestras espaldas bebe de las personas que nos hemos encontrado por el camino, de las que se han quedado en nuestras vidas, de los hechos vividos durante nuestras primaveras, pero también del entorno donde hemos existido.

Pues aunque no lo parezca o no lo percibamos, esas calles, las calles de tu pueblo o ciudad, tienen esencia propia. Una esencia que va calando en la personalidad de sus habitantes y va dejando unos rasgos comunes en todos ellos.

He nacido en Santa Coloma de Gramanet. Y desde hace 33 años recorro sus calles como sólo lo harían dos viejos y buenos amigos.

Y es que durante todos esos años he visto como la ciudad crecía y maduraba junto a mí. Como a medida que mi persona se iba construyendo, mi ciudad se reconstruía pasando de un desastre infraestructural (digno de estudio en el extranjero) a un ejemplo de como las cosas, al igual que las personas, pueden ser mejores si se hacen con voluntad y corazón.

Sé que mis palabras están cargadas de orgullo al escribir sobre mi tierra. Y es así como lo siento.
 Cada vez que me han preguntado de donde soy, he pronunciado su nombre con orgullo.

Mi ciudad, Santa Coloma de Gramanet está situada en la provincia de Barcelona, Cataluña. Con sus cerca de 120.000 habitantes es la novena ciudad más poblada de Cataluña y la quincuagésima de España.
Y es que somos muchos colomenses y cada vez estamos más repartidos por el mundo.

Los primeros en pisar estas tierras fueron los iberos que por aquello del 3.500 a.c. formaron el poblado situado en el Puig Castellar. Y desde entonces hasta ahora ha llovido mucho.

Y es que santako, como muchos la llamamos, es capaz de brindar grandes lecciones vitales en las que se aprenden ciertos valores y maneras de ser.

La humildad, con la que las personas de esta antigua ciudad dormitorio han trabajado toda su vida para que sus hijos pudieran tener la educación que ellos no pudieron tener.

La dureza, con la que la vida te da de frente y te tumba. Esa dureza que hace que no te duelan los golpes, si no que te rasques la herida, te levantes y estés dispuesto a luchar de nuevo. Aún sabiendo que encajarás más golpes.

La tolerancia, en un lugar levantado por emigrantes donde conviven con inmigrantes de todas las nacionalidades. Donde la multicultularidad, que no la globalización, es un crisol donde forjar un futuro juntos.

La valentía, para luchar por lo que quieres sabiendo que nadie regala nada y que solo el esfuerzo, el ingenio y la tozudez pueden llevarte a tus metas.

Todas esas cosas y más son las que he aprendido. Las que sigo aprendiendo en mis calles.

Calles por las que he andado, reído, llorado, corrido, divertido, leído, bailado, paseado y muchos más -ados e -idos.

Calles por las que he vivido.

Calles que me han hecho como soy.

Las calles de santako.

Made in santako.


Imagen extraída de la web del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet