domingo, 14 de diciembre de 2014

En honor a Edgar Allan Poe (selección de microrrelatos)


Mr. Pepper
La madre se acerca preocupada a la habitación de su hija. Ha vuelto a desmembrar sus muñecas.
-¿Por qué le has hecho eso otra vez a tus juguetes?
La niña se gira con su cara angelical y dice:
-Mr. Pepper me ha dicho que tenía que castigarlas por portarse mal, mamá.
-Ya hemos hablado de eso. El doctor te dijo que Mr. Peters o como se llame no existía. Así que deja de hablar de él y empieza a comportarte como una niña normal.
La niña niega con la cabeza y le hace gestos a alguien detrás de la madre hasta que por fin dice:
-Lo siento mamá. Te has portado muy mal.
-Te he dicho que no hables de...
La puerta del cuarto se cierra de golpe tras la madre. 

Comida a domicilio
Llamaron a la puerta de casa. La pizza había llegado.
Jennifer se acercó a mirar por la mirilla. Vio al pizzero y un escalofrío le recorrió la espalda.
El tipo tenía una pinta inquietante con aquella sonrisa lobuna y la ridícula gorra de repartidor.
Volvió a llamar a la puerta. Esta vez con los nudillos y ella se sobresaltó y se apartó de la puerta.
No podía esperar a que Jason saliera de la ducha para que pagara la pizza. Se burlaría de ella.
Abrió la puerta con el dinero en la mano. Le entregó el pedido a cambio del dinero.
Ella cerró la puerta con alivio al perder al extraño repartidor de vista pero la puerta no se cerró del todo.
Se abrió de un portazo lanzando a Jenni al suelo mientras el tipo lanzaba la gorra, dejaba a la vista unos dientes afilados y decía:
-Yo también tengo hambre.

Bobby
Me despierto sobresaltado. Todo está oscuro en mi habitación. Está lloviendo fuera. Habrá sido un trueno.
Me vuelvo a tumbar con el corazón latiendo con fuerza. Escucho un ruido abajo. La portezuela.
No puede ser. Bobby está atado fuera. Papá lo amarró bien por haberme mordido.  
Me asomo a la ventana. No veo bien la caseta. El jardín está oscuro.
Un relámpago lo ilumina todo. La cadena está rota. No.
Me doy la vuelta para cerrar la puerta de mi cuarto rápidamente. Cuando me acerco a ella veo dos ojos que brillan en la oscuridad. Dos ojos hambrientos. Escucho un gruñido bajo. Y veo como se abalanza.  
Cierro la puerta y pongo mi espalda contra ella para bloquearla.
El primer golpe casi me lanza despedido. Luego vienen dos o tres más.
Escucho como araña la puerta y la muerde. Oigo como la madera se rompe bajo sus garras y sus fauces.
Lloro. No tardará en entrar a por mi.

Uno de estos microrrelatos lo encontrarás en el libro "Homenaje a Edgar Allan Poe" publicado por la editorial ArtGerust.

              http://www.artgerust.com/libro/150-microrrelatos-terror-poe/4560






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