Las olas rompen contra el acantilado con el estruendo
de mil cuernos de batalla a mis espaldas.
El cielo retumba con el ruido de los truenos sobre mi
cabeza.
Thor esta luchando contra los Jotün. Esos gigantes
de hielo caerán bajo el legendario martillo Mjölnir.
Mientras en Midgard libramos otra batalla.
Mi respiración es agitada. Mi aliento se congela en
el aire.
Mi barba esta manchada con la sangre de mis enemigos.
Me arde el brazo de luchar. He matado a siete
cobardes que no merecen llamarse guerreros.
Dos más vienen hacia mi. Aferro fuertemente mi espada
con mi mano diestra, mientras con la siniestra tapono la herida de mi
abdomen.
Mucha sangre mana de ella. No podré contenerla. Mi
vida se vierte como el vino estival. Mi boca sabe a metal.
Sonrío con mis dientes manchados de rojo. Abro los
brazos y espero a que vengan a por mi.
Veo el brillo del cazador en sus ojos. Son como lobos
que se abalanzan sobre un oso herido e indefenso.
Me muevo con lentitud mientras intentan rodearme.
Tropiezo. Me llevo la mano dolorosamente a la barriga.
Uno de ellos se lanza sobre mi. Aprovecho su
confianza. Lo agarro por el cuello y traspaso su garganta con mi
espada.
Sus ojos revelan su sorpresa mientras su vida se
vierte sobre la hierba verde.
El otro se pone en guardia. No me servirá el mismo
truco dos veces. Lo malo es que realmente me están abandonando las
fuerzas.
Intercambiamos golpes. No es muy diestro pero su
malla desvía mi espada. Se me acaba el tiempo.
Mientras nuestros aceros se cruzan le doy un cabezazo
en la cara. Sangra por la nariz. Le doy otro y suena como una nuez al
partirse. Hinco una rodilla en el suelo fatigado.
Grita enfadado y levanta el brazo en alto para
asestarme el golpe final.
Miro alrededor por un instante y veo dos cuervos
mirándome. Hugin y Munin. Los dioses me están mirando.
Grito.
Odiiiiiiiiiin !!!
Y le clavo la espada en la axila. La armadura es más
débil aquí. La hundo con mis dos manos mientras caigo sobre él
hasta que deja de moverse. Me levanto a duras penas y de un tirón
saco la espada cubierta de sangre.
Odiiiiiiiin !!! Grito a pleno pulmón.
Mi cuerpo se queda flojo. Me desplomo de espaldas
contra la hierba y mi sangre la tiñe de rojo.
El cielo plomizo será mi sudario.
Mi espada. La he perdido al caer. Necesito mi espada.
Sin ella no podré entrar en el Valhalla. No podré
convertirme en uno de los einherjar. Uno de los guerreros de Odín
para la batalla final. El Ragnarök.
Está junto a mí. A poca distancia de mi mano. Mis
dedos no responden.
Me esfuerzo al máximo. Toso violentamente y escupo
sangre. Me duele terriblemente la herida. Noto un frío intenso en mi
pecho. La muerte me reclama.
Algo me deslumbra. Una luz traspasa las oscuras nubes
del cielo. Es una luz cálida. Mitiga el frío que siento.
Una silueta se recorta contra el resplandor. La
figura esta descendiendo sobre mi.
Una mujer. La mujer más bella que hayan contemplado
nunca los ojos de un hombre. Tan sensual y fiera que me corta el poco
aliento que me queda.
Una visión gloriosa de pelo oscuro como noche
cerrada. Ojos duros como el hielo invernal pero que miran con la
ternura de un amante al despertar. El cuerpo fibroso de una guerrera
que ha librado mil batallas lanza en ristre. A su espalda dos grandes
alas de cuervo recuerdan que acude cuando la muerte está presente.
Una valquiria.
Moriría cien veces con tal de poder contemplarla en
todas ellas.
Brotan lágrimas de mis ojos. Me gustaría decirle
que se fuera. No he caído como un guerrero. No he podido alcanzar mi
espada. Pero ya ni siquiera puedo hablar.
Ella se gira y se marcha de mi lado. Parece poder
leer mi mirada.
Sale de mi vista. Voy a morir solo. Sin poder ver a
mis ancestros. Condenado a vagar por los mundos inferiores.
Un grito de rabia muere en mi garganta junto conmigo.
La vida se me acaba. Las tinieblas engullen mi visión. Solo puedo
ver un punto de luz desde donde descendió la Valquiria.
Al menos mereció la pena por verla.
Noto algo en mi mano. Algo que expulsa las tinieblas de mi vista. El rostro de ella esta muy próximo al mio. Tanto como
para besarla.
Me mira directamente a los ojos y siento como si
flotara. No quiero apartar la mirada de ellos. Podría mirarla
eternamente.
Entonces me doy cuenta que el cielo desciende hacia
nosotros.
No, nosotros ascendemos a él.
Miro hacia el suelo y veo mi cuerpo. Mi cuerpo
inerte. Mi cuerpo muerto que sujeta mi espada.
Ella me la puso en la mano para que pudiera ascender.
Subimos a una velocidad vertiginosa.
No siento frío. Solo una sensación cálida en mi
pecho. En sus brazos me siento descansado y lleno de vigor. Con ella
siento que todo lo demás no tiene sentido sin este final. Ella es el
descanso del guerrero. Ella es lo que llevaba toda la vida buscando.
Una luz dorada nos envuelve a ambos. Puedo ver a sus
espaldas el Vingólf. La residencia de los guerreros caídos. Estamos
en Valhalla.
Mucho me espera en adelante. Promesas de gloria,
batallas y camaradería. Hidromiel y canciones hasta el fin de las
cosas.
No me importa nada de eso.
Solo quiero estar con ella.
Nada más.
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